Fundación Hijos de la Sierra, se encuentran participando en el Festival Internacional de Danzas Folclóricas ‘Folclor Sin Fronteras’, en México

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La Fundación Hijos de la Sierra, bajo la dirección de los reconocidos gestores culturales Graciela ‘Chela’ Orozco Méndez y Milton Méndez Acela, ha sido invitada a participar en el prestigioso Festival Internacional de Danzas Folclóricas ‘Folclor Sin Fronteras’, realizado en Chiapas, México. Este evento no solo constituye una plataforma de visibilización del arte tradicional, sino también un espacio de diálogo intercultural entre países latinoamericanos, en torno a los patrimonios intangibles que constituyen la memoria viva de sus pueblos.

Esta participación es particularmente significativa en 2025, año en el que la ciudad de Santa Marta conmemora sus 500 años de fundación, lo que ha servido de marco para proyectos que articulan la identidad local con nuevas estrategias educativas, sociales y culturales. Desde esta perspectiva, el viaje de la Fundación Hijos de la Sierra representa mucho más que una participación artística: es un acto de representación y resistencia cultural.


La Fundación Hijos de la Sierra es una organización cultural de base comunitaria que trabaja en la promoción, rescate y difusión de la cultura samaria y caribeña. Su labor se ha enfocado en el fortalecimiento de la identidad desde las infancias y juventudes, empleando la danza, la música, la oralidad y las expresiones propias como herramientas pedagógicas para transformar entornos vulnerables.

Dirigida por Graciela ‘Chela’ Orozco Méndez, una de las voces más activas en la defensa del patrimonio cultural inmaterial de la región Caribe, y por Milton Méndez Acela, también ampliamente reconocido por su compromiso con las danzas tradicionales, la Fundación ha desarrollado múltiples procesos de impacto social que trascienden los escenarios artísticos y se insertan en la vida cotidiana de las comunidades.

Una de las particularidades de la Fundación ha sido su capacidad de hacer de la cultura un puente para la educación, involucrando a niños, niñas y jóvenes en procesos que promueven valores como el respeto, la autoestima, el reconocimiento del otro y el sentido de pertenencia.


Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia aún existente, celebra en 2025 su quinto centenario de fundación. Este hito ha incentivado múltiples expresiones culturales que buscan rendir homenaje a la memoria histórica, al mestizaje y al legado indígena, afro y europeo que conviven en su identidad.

En este marco, el proyecto de los Hijos de la Sierra cobra una relevancia especial. No se trata solo de mostrar danzas o músicas tradicionales, sino de resaltar cómo estas expresiones han evolucionado y se han adaptado a los contextos actuales, y cómo pueden ser utilizadas para repensar la educación desde lo propio.

Como bien lo expresa Graciela Orozco, la Fundación se convierte simbólicamente en embajadora de los 500 años de la ciudad, llevando una muestra de su riqueza cultural a otros países del continente.


El Festival Internacional de Danzas Folclóricas ‘Folclor Sin Fronteras’ en Chiapas es un evento que reúne agrupaciones de diversos países de América Latina, con el propósito de celebrar y visibilizar la diversidad cultural del continente. En este espacio convergen expresiones indígenas, afrodescendientes y mestizas en forma de danza, música, trajes típicos y saberes tradicionales.

Para la delegación samaria, este festival representa una oportunidad única de diálogo intercultural, donde no solo muestran su arte, sino que también comparten experiencias con delegaciones de Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Perú, entre otros países.

Más allá del espectáculo, el evento se convierte en una experiencia pedagógica que refuerza los valores de solidaridad, cooperación y respeto por la diferencia.


Uno de los ejes centrales de esta participación es la presentación del proyecto pedagógico desarrollado en la Institución Educativa Distrital Juan Maiguel de Osuna, el cual ha sido reconocido a nivel iberoamericano por su enfoque innovador en la integración de la cultura al proceso educativo.

Este proyecto busca articular lo cultural y lo pedagógico como una estrategia de formación integral, donde el folclor, la historia local, la danza y la música se integran al currículo escolar, fomentando un aprendizaje significativo y contextualizado.

De acuerdo con Graciela Orozco, la meta principal es demostrar cómo la cultura puede ser una herramienta transformadora, no solo desde el arte, sino también desde la educación formal. Esta propuesta ha recibido elogios tanto en Colombia como en escenarios internacionales, al proponer una escuela más inclusiva, participativa y arraigada al territorio.


La experiencia de la Fundación Hijos de la Sierra se enmarca dentro de un movimiento más amplio de gestión cultural comunitaria que ha tomado fuerza en América Latina en las últimas décadas. Este tipo de gestión se basa en el reconocimiento del saber popular y tradicional como base para el desarrollo social y humano.

Durante el festival, las y los representantes samarios han socializado su experiencia con docentes y gestores culturales de varios países, generando un intercambio de saberes y metodologías que enriquecen mutuamente los procesos locales.

Las charlas giran en torno a la idea de la cultura como transformadora de vida, una premisa que cada vez cobra más fuerza en territorios marcados por la desigualdad, el olvido institucional y la pérdida de sentido comunitario.


Un aspecto que no puede dejarse de lado es el esfuerzo económico que implicó para la Fundación poder asistir al evento. A pesar de no contar con el apoyo esperado por parte de entidades públicas o privadas, lograron viajar gracias al compromiso de sus miembros y al respaldo de la comunidad.

Este hecho visibiliza una de las principales dificultades de los proyectos culturales de base comunitaria: la falta de financiación y acompañamiento institucional, que muchas veces limita su proyección internacional a pesar de su gran valor social.

Sin embargo, también muestra la capacidad de resiliencia de estas organizaciones, que no se detienen ante las barreras económicas y continúan con su labor de transformación cultural.


La participación de la Fundación Hijos de la Sierra en el Festival ‘Folclor Sin Fronteras’ trasciende lo artístico. Es una declaración de identidad, un acto de resistencia cultural, un ejercicio pedagógico y una apuesta por una educación transformadora desde el territorio.

En un mundo globalizado donde las culturas tienden a homogeneizarse, el trabajo de estas delegaciones cobra una importancia fundamental, pues preservan, reconfiguran y resignifican lo propio, y lo convierten en una herramienta para la paz, la educación y la convivencia.

Santa Marta, en sus 500 años, no solo celebra su historia, sino que proyecta su futuro a través de iniciativas como esta, que ponen en el centro el valor de la cultura viva como camino hacia una sociedad más justa, consciente y orgullosa de sus raíces.

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