Santa Marta vibró con el espectacular Desfile Folclórico Unimagdalena

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En el marco de la celebración de los 500 años de fundación de Santa Marta, la Universidad del Magdalena protagonizó un evento lleno de color, música, alegría y arraigo cultural: el gran desfile de comparsas, un acontecimiento emblemático dentro de su tradicional Semana Cultural. Por primera vez, este desfile recorrió un trayecto de 4 kilómetros por las calles de la ciudad, exaltando las raíces del Caribe colombiano y proyectando el compromiso de esta institución educativa con la cultura, el arte y la identidad de su territorio.

Este evento no fue una actividad más dentro del calendario académico o festivo de la universidad, sino una poderosa manifestación del valor que tiene la cultura como eje articulador de comunidad, memoria y desarrollo. Participaron estudiantes, docentes, personal administrativo, contratistas e incluso grupos invitados del Cesar, Bolívar, Magdalena y distintos barrios de Santa Marta, lo cual le dio un carácter amplio y regional.

El desfile fue organizado por la Dirección de Bienestar Universitario y contó con el decidido respaldo del rector Pablo Vera Salazar, quien, desde su liderazgo, ha promovido una visión institucional centrada en el arte, la inclusión, la diversidad y la transformación social a través de la cultura.


La Universidad del Magdalena no solo forma profesionales. Desde hace años, y en especial bajo la rectoría de Pablo Vera Salazar, esta institución se ha convertido en un referente de liderazgo cultural en la región Caribe. Ha desarrollado una política sólida de apoyo a las expresiones artísticas, musicales y folclóricas, entendiendo que el conocimiento no solo se transmite en las aulas, sino también en las calles, los tambores, las danzas y las tradiciones populares.

En este contexto, la Semana Cultural representa uno de los momentos más importantes para la universidad. Es un espacio donde convergen la creatividad, el talento y la historia viva del Caribe. Durante una semana, los campus universitarios se transforman en escenarios de teatro, música, literatura, cine, conversatorios, y actividades de integración social. Pero sin duda, el evento que más une a la comunidad universitaria y a la ciudadanía es el desfile de comparsas.


El desfile de comparsas se ha convertido en una expresión colectiva donde se visibilizan los saberes ancestrales, las estéticas locales, los bailes tradicionales y los ritmos que han hecho del Caribe colombiano una de las regiones más ricas en patrimonio intangible. Cumbia, mapalé, bullerengue, son de negro, puya, tambora, champeta y otras manifestaciones desfilaron con orgullo, al ritmo de gaitas, tambores, maracas y disfraces coloridos.

En esta edición histórica, el desfile inició en el CAI del barrio Los Ángeles, recorrió la Calle 30 hasta llegar al barrio La Ciudadela, y culminó en el campus universitario, un trayecto de cuatro kilómetros que se convirtió en una verdadera fiesta al aire libre, donde niños, jóvenes, adultos y adultos mayores aplaudieron el talento de los participantes.

La presencia de 38 grupos de danzas provenientes no solo de Santa Marta, sino también del Magdalena, Cesar y Bolívar, refleja la voluntad de la universidad de conectar con todo el territorio. Esta integración regional no solo fortalece los vínculos culturales, sino que amplifica la visibilidad de las comunidades rurales y urbanas que tienen mucho que aportar desde su riqueza folclórica.


Uno de los aspectos más destacables del desfile fue su carácter incluyente. No se trató de un evento exclusivo para artistas profesionales o compañías de danza consolidadas, sino de un espacio abierto a todos los miembros de la comunidad universitaria. Estudiantes de pregrado, posgrado, egresados, docentes, personal administrativo, contratistas y hasta familiares se unieron para crear coreografías, confeccionar vestuarios y diseñar carrozas que reflejaban temas sociales, ambientales y culturales.

Esto demuestra que el arte y la cultura no son privilegios de unos pocos, sino herramientas de transformación accesibles para todos. La danza, en este contexto, se convirtió en un medio de expresión de sentimientos, memorias, luchas y esperanzas.

El desfile también fue una vitrina para los estudiantes provenientes de los municipios donde Unimagdalena hace presencia a través del programa CREO (Centros Regionales de Educación para la Oportunidad), quienes aportaron su visión sobre el folclor de sus territorios, enriqueciendo el desfile con expresiones autóctonas que muchas veces no se ven en los eventos culturales urbanos.


El director de Bienestar Universitario, Jesús Suescún Arregocés, psicólogo y magíster, expresó que este tipo de actividades son posibles gracias al compromiso colectivo y la creencia en el poder del arte como vehículo de transformación. “A través del desfile celebramos el talento y la identidad de nuestra comunidad universitaria. Esta actividad es el resultado del trabajo en equipo de estudiantes, docentes y administrativos que creen en el poder del arte para transformar”, afirmó.

Esta declaración refleja una visión de universidad humanista, que ve en las expresiones culturales no solo un elemento recreativo, sino una forma de fomentar valores como el respeto por la diferencia, la solidaridad, la creatividad, el liderazgo y la construcción de paz.


El desfile también se enmarcó en una celebración de alto valor histórico para la ciudad: los 500 años de fundación de Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia. Esta efeméride representa una oportunidad para reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de un territorio que ha sido testigo de procesos coloniales, luchas por la libertad, intercambios culturales, migraciones, tensiones sociales y avances en materia de educación, cultura y derechos humanos.

Desde esta perspectiva, la Universidad del Magdalena se suma a esta celebración con una propuesta fresca, juvenil y vibrante: un desfile que no se limita a rememorar el pasado, sino que proyecta un futuro más plural, alegre y comprometido con la identidad caribeña.


Este evento confirma que la educación no puede desligarse del territorio. Las universidades públicas, especialmente las que se ubican en regiones como el Caribe colombiano, tienen la responsabilidad de responder a las realidades culturales de sus entornos. No basta con formar profesionales competitivos en lo técnico, sino ciudadanos sensibles, solidarios y conscientes de su historia.

El Plan de Desarrollo Institucional “Unimagdalena Comprometida 2020–2030”, liderado por el rector Pablo Vera Salazar, incluye dentro de sus líneas estratégicas la promoción del arte, la cultura y el deporte como dimensiones fundamentales del desarrollo humano y la formación integral. Gracias a este enfoque, la universidad ha fortalecido su presencia social en barrios, corregimientos, municipios y departamentos, generando procesos de empoderamiento cultural y artístico.


El respaldo del rector Pablo Vera Salazar a esta actividad no es fortuito. Durante su gestión, ha apostado por una universidad conectada con la gente, abierta a la diferencia, comprometida con los sectores más vulnerables y promotora del desarrollo sostenible. Su visión de universidad incluye el arte como lenguaje universal para romper barreras y construir puentes.

Además, su liderazgo ha contribuido a que la Semana Cultural crezca año tras año, atrayendo a artistas nacionales, aliados internacionales, colectivos juveniles y gestores culturales de distintas regiones. Bajo su rectoría, se han institucionalizado actividades que antes eran espontáneas, se han fortalecido grupos artísticos universitarios y se ha incentivado la investigación cultural.


El desfile no solo tuvo un impacto dentro del campus universitario. Fue también una fiesta para la ciudad. Familias enteras salieron a las calles para aplaudir a los bailarines, músicos y comparsas. Los comerciantes se beneficiaron del flujo de personas, y la ciudad entera se sintió parte de una celebración que conectó a la academia con el pueblo.

Este tipo de eventos refuerzan el sentido de pertenencia, el orgullo local y la confianza en las instituciones públicas. En un contexto social donde muchas veces predomina la apatía o la desconfianza, la Universidad del Magdalena demuestra que es posible construir comunidad desde la alegría, el arte y la inclusión.

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