El talento y la perseverancia de los estudiantes de la Institución Educativa Distrital Intercultural de Nueva Colombia en la Sierra Nevada de Santa Marta son un ejemplo inspirador de cómo el arte puede superar barreras económicas y geográficas. Liderados por el docente Carlos Molina Perozo, estos jóvenes han demostrado que con creatividad, dedicación y un simple celular, se pueden contar historias poderosas que resalten la cultura y los valores de su comunidad.
El Caso de Natalia Jiménez
Entre estos estudiantes destaca Natalia Jiménez, quien logró reconocimiento nacional con su filminuto “La niña del viento y el mar”, una obra que pone en el centro la identidad, la cultura y la lengua indígena. Este proyecto no solo le valió un premio importante en un intercolegiado nacional, sino también una beca para estudiar en una prestigiosa Escuela de Cine en Bogotá. Sin embargo, Natalia enfrenta un obstáculo crítico: la falta de recursos para hacer efectiva esta oportunidad.
Un Llamado a la Solidaridad
El maestro Molina hace un llamado a la comunidad y a las instituciones locales, como la Alcaldía de Santa Marta, para que apoyen a Natalia y a otros jóvenes con aspiraciones similares. Las personas interesadas en contribuir pueden comunicarse al 312 8674515, para ayudar a que Natalia viaje a Bogotá y dé inicio a su formación profesional en cine.
El programa liderado por el docente ha permitido a los estudiantes de Perico Aguao participar en espacios como el Festival Cine al Mar, donde ya han ganado becas y reconocimiento. Este tipo de iniciativas son vitales para transformar vidas y abrir caminos en comunidades donde las oportunidades son limitadas.
Natalia Jiménez y sus compañeros nos muestran que el arte no solo es una herramienta de expresión, sino también de transformación social. Con un poco de apoyo, estos jóvenes tienen el potencial de convertirse en embajadores culturales de la Sierra Nevada y de Colombia.
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