En medio del dolor y la tristeza arrancaron los homenajes en Bogotá al acordeonero Egidio Cuadrado

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En medio del dolor por la muerte de Egidio Cuadrado, comenzaron los homenajes en Bogotá para celebrar su legado como uno de los más grandes acordeoneros del vallenato. Durante estos eventos, amigos, colegas y fanáticos han destacado su inmensa contribución a la música colombiana, especialmente por su trabajo con Carlos Vives en la agrupación «La Provincia», que llevó el vallenato a audiencias internacionales.

Los homenajes incluyen actos culturales, conciertos tributo y ceremonias en su honor, donde se recuerdan sus inolvidables interpretaciones y su legado como ícono del folclore vallenato.

El artista de 71 años originario de Villanueva (Guajira), llamada ‘La cuna de acordeones’ por la gran cantidad de talentos acordeoneros que han nacido allí, tras sobrevivir al Covd-19, vio como en sus últimos años sus problemas de salud se iban acrecentando y las dificultades de respirar en aumento, lo que lo fue alejando de los escenarios y las giras de conciertos con Carlos Vives y La Provincia.

Desde hace cerca de una semana se encontraba en la unidad de cuidados intensivos (UCI), de la Clínica Colombia en el occidente de Bogotá, donde falleció en la madrugada de este lunes, 21 de octubre.

Gran conmoción ha generado su partida, y desde el mismo lunes, el cuerpo fue trasladado al Parque Cementerio y Funeraria Jardines del Recuerdo en el norte de Bogotá donde al mediodía comenzaron las honras fúnebres, y en un inicio, esa misma tarde se le rendiría un homenaje encabezado por el propio Carlos Vives.

Sin embargo, a última hora, dicho homenaje se realizará el día martes en el mismo lugar, todo con el fin de permitir que desde distintas partes del país puedan llegar amigos, familiares y colegas, que desean acompañar en su partido al ‘compadre’ Egidio, como siempre le llamaban sus más cercanos.

Encima del ataúd, uno de sus sombreros vueltiao que siempre usaba a la hora de subirse a un escenario e interpretar magistralmente su acordeón, el cual empezó a tocar a los seis años y lo acompañó durante más de seis décadas y media.

También, una mochila de tejido tradicional guajiro, de la cual nunca se desprendía, era parte de su identidad, la misma que llevó por todo el mundo en las interminables giras de conciertos junto a Carlos Vives.

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